Blancos Coronilla

 Hoy se recuerda el cumpleaños de Wilson y un militante de a pie se fue al monumento del caudillo y "se mandó" su acto de un solo hombre. Hizo lo que saben muy bien hacer los Blancos Coronilla. Ese hombre es uno que siempre estuvo donde había que estar. Quiso hacer "un acto" -porque ese es el discurso de un acto-, cazó su bandera (todos tenemos una bandera preferida guardada para los actos importantes), se fue al pie del monumento a Wilson, a la entrada de Florida, filmó sus emocionadas palabras e hizo un acto de un solo hombre,  porque hoy había que decir un discurso. Ese valor que los blancos damos a los actos personales (otros, en contrario, privilegian la masa, lo colectivo), sin importar que los demás te festejan o te insulten mal, es lo que nos hace invencibles. Se podrán perder elecciones, pero "derrotados, nunca, nunca", como alguna vez dijo Wilson con mucha sabiduría. Hay quienes suelen decir que el partido de los buenos blancos es "el partid

Detrás del ingenio popular se ocultan verdades de a puño que siempre hay que tener a mano. En estos días de tanto griterío de focas del anterior gobierno, un ocurrente tuitero colocó en su red una reflexión interesante: “Si el FA y los sindicatos siguen siendo los dueños de la educación pública, en 30 años los jóvenes van a pensar que las vacunas las trajeron Gerardo Núñez junto a la Goyeneche, No se rían: ya inventaron que los tupamaros lucharon contra la dictadura y la gente se lo creyó”. Este crudo pensamiento habla de lleno de un territorio del pensamiento nacional donde siempre los Blancos Coronilla dieron una formidable batalla cultural: el combate por la verdad histórica. Por esa razón nunca estará de más recordar que en la década de 1960 el grupo terrorista MLN-Tupamaros inició una guerra contra la democracia, con la deliberada intención de instalar en Uruguay una dictadura como la de Fidel Castro en Cuba. Y de paso mencionar, que estos terroristas se alzaron contra un gobierno

Hay un grupo de personas que integran un disciplinado ejército dispuesto a enunciar el próximo problema que aparezca en el horizonte, como la última tragedia que llegue al mundo. Un día comunican que no hay vacunas para un país chico como Uruguay; otro día que Lacalle se baja de la camioneta; otro día que renuncia uno de los voluntarios al GACH; otro día que el mandatario hace surf; otro día que el gobierno demora mucho en resolver sobre la vacunación; otro día que el gobierno no los consulta para que el plenario opine; otro día que el gobierno no tiene un plan de vacunación; otro día que el gobierno debería consultar a COFE sobre el plan que elaboraron: otro día que Lacalle recoge un papel de la calle; otro día que se sube a la camioneta... A los profetas de la tragedia, nada les sirve y, paradójicamente todo les sirve para criticar hasta el absurdo. Para lanzar el veneno que los alimenta pueden usar datos falsos, selfies viejas o fotos trucadas, todo con tal de transmitir el terrible

Ser Blanco es un modo de ser Oriental. No se necesita ostentar una divisa, ondear una bandera, vivir de glorias pasadas o agitar honrosas memorias. Ser Blanco es una forma de entender la realidad, un modo de vivir, un acento identitario y un particular estilo de comprender el presente y el futuro del país. El heroísmo de nuestros ancestros, la fuerza de nuestros lanceros, la entrega de nuestros servidores, la sabiduría de nuestros luchadores sociales, el compromiso de nuestros militantes de todas las horas y la épica transmitida como tesoro contra toda resistencia, de generación en generación, no es una identidad sino una ética que debemos conservar para no olvidar el rumbo. Tomamos las banderas federales del general José Artigas y eso nos dio nuestra forma de entender la política.  Nacimos hace casi dos siglos luchando por los derechos más elementales y de los menos privilegiados, dimos voz a los que nadie oía, y fuimos voz de los sin voz. Eso necesitamos seguir siendo. Somos hijos de

En noviembre de 2019, la mayoría del pueblo uruguayo votó por un cambio, no solo en lo que respecta a quien debía conducir el destino de sus vidas durante los cinco años siguientes, sino que también eligió un modelo de país y una forma de gobernar diferente a lo que se vivió en los 15 años del gobierno del Frente Amplio. El Presidente Lacalle Pou, primero en lo previo a las elecciones legislativas de octubre y luego ya como candidato en el balotaje de noviembre de dicho año, explicitó claramente cual era su idea de país, las políticas que se iban a aplicar y cuales eran los temas objeto de los principales cambios a llevar adelante en su gobierno. Lacalle Pou primero y luego toda la Coalición Republicana explicaron hasta el hartazgo que para el caso de que el pueblo optara por un cambio, gran parte de éste se iba a instrumentar mediante la sanción de una ley que sería enviada, por el Poder Ejecutivo al Parlamento Nacional, cuyo trámite sería de Urgente Consideración. En consecuencia, ya