No abandonar la lucha por la verdad histórica

Detrás del ingenio popular se ocultan verdades de a puño que siempre hay que tener a mano.

En estos días de tanto griterío de focas del anterior gobierno, un ocurrente tuitero colocó en su red una reflexión interesante:

“Si el FA y los sindicatos siguen siendo los dueños de la educación pública, en 30 años los jóvenes van a pensar que las vacunas las trajeron Gerardo Núñez junto a la Goyeneche, No se rían: ya inventaron que los tupamaros lucharon contra la dictadura y la gente se lo creyó”.

Este crudo pensamiento habla de lleno de un territorio del pensamiento nacional donde siempre los Blancos Coronilla dieron una formidable batalla cultural: el combate por la verdad histórica.

Por esa razón nunca estará de más recordar que en la década de 1960 el grupo terrorista MLN-Tupamaros inició una guerra contra la democracia, con la deliberada intención de instalar en Uruguay una dictadura como la de Fidel Castro en Cuba.

Y de paso mencionar, que estos terroristas se alzaron contra un gobierno del Partido Nacional, electo por el pueblo. 

La tragedia de sangre y dolor que duró una década, empezó en democracia y terminó en democracia abriendo la puerta y la justificación política para la llegada de la dictadura militar de 1973, con la que coquetearon en los cuarteles para subirse al carro castrense de la mano de los Comunicados 4 y 7.

Pero sería injusto decir que ese fue el único grupo que quiso instalar en el país una dictadura de izquierda, porque al menos hubo una media docena de organizaciones terroristas partidarias de hacer lo mismo, aprovechándose de los derechos que brindaba la democracia.

Ese grupo delictivo compartió el deshonor con organizaciones terroristas como la OPR-33, famosa por robar del Museo Nacional la bandera original de los “Treinta y Tres Orientales”, que nunca fue devuelta, o secuestrar a jovencitos como Sergio Molaguero, uno de cuyos cerebros revolucionarios calenturientos fue Jorge Vázquez, el Ministro del Interior del anterior gobierno y hermano del ex presidente Tabaré Vázquez.

Las responsabilidades de este grupo han quedado bastante diluidas por la sombra delictiva de los terroristas del MLN-T, pero también ellos se alzaron en armas contra la democracia.

¿Se acuerdan de las otras organizaciones guerrilleras que atentaron contra las libertades publicas, como FARO, la ROE, o el aparato armado del Partido Comunista -un ejército secreto bien abastecido por la URSS y los agentes del KGB- por el cual nunca se cuestionó a nadie.

Encima, el país paga a esta gente cuantiosas “reparaciones” -como se les llama a las jubilaciones de los guerrilleros pro-dictadura- a través del BPS, en detrimento de los auténticos trabajadores, cuando nunca se consideró siquiera pagar reparaciones a las familias de las víctimas de la guerrilla.

El colmo fue que para incluir en los “beneficios” a los que querían cobrar “reparaciones” hasta por sustos, inventaron la peregrina teoría de que la dictadura comenzó medio siglo antes y eso fue aceptado por bueno.

Esto tiene que ser revisado.

Y urge que en este gobierno se enseñe en libros de historia relatando la verdad y no la “leyenda dorada” de un puñado de iluminados dementes, que terminaron como ladrones de libertades y asesinos de sueños.