Para la batalla que se viene “hay orden de no aflojar”.

Hoy, a dos meses del fallecimiento del “Guapo” esta consigna resuena en nuestros corazones de Blancos Coronilla, con fuerza y nos ayuda a redoblar la militancia.

Hoy necesitamos recordarlo porque se vienen nuevas batallas y queremos inspirarnos en su brío.

Vamos a homenajear a este blanco de ley, que batalló hasta el fin y se marchó cuando el País y su Partido más lo necesitaban.

La historia del Partido Nacional esta signada por el dolor de la entrega cívica, y Jorge Larrañaga no escapó a esa historia.

Al igual que Wilson Ferreira, Martín Sturla, Francisco Labandeira, Aparicio Saravia, Washington Beltrán, y más recientemente Andrés Abt, como otros tantos grandes, murió al servicio de su País y la causa.

Fue un “servidor” y los blancos sabemos de sobra lo que esto significa.

Ganador y perdedor de cien batallas, pero siempre al firme, nunca arriando ninguna bandera, ni dejando “olvidada ninguna prenda del apero”.

Amante del campo y su gente, conocedor como pocos del país y de sus vicisitudes, componedor, querido por compañeros y adversarios, siempre dispuesto a extender la mano con un fuerte apretón, pero también trancando fuerte cuando de defender sus ideas se trataba.

Más de uno debe recordar esos trancazos

Llevó al Partido a obtener la mayor votación en lo que va del siglo y perdió en unas cuántas internas partidarias.

Pero siempre estuvo allí.

Cuando perdió sorpresivamente en las internas del 2014 frente a nuestro actual Presidente y esa noche en un arranque de bronca y amargura dijo que era la última vez que subía las escaleras de la casa partidaria para saludar a su victorioso contrincante, los que lo conocíamos sabíamos que no iba a ser así. 

Y efectivamente, cuando se le pasó la “calentura”, como buen vasco y mejor blanco, sacudió la melena y a los pocos días andaba nuevamente encolumnando a su gente, recorriendo los caminos de la patria porque había “orden de no aflojar”.

En un hermoso artículo escrito a raíz de su muerte, Facundo Ponce de León escribió: “en la épica de la derrota se aprende a vivir sin el poder. Y así cobra otra dimensión el “estar al servicio de la causa”. Y el “Guapo”siempre estuvo “al servicio de la causa” y de sus ideales, sin medir consecuencias, sin pedir nada a cambio y sin hacer mezquinas cuentas electorales.

En otra de sus quijotadas, impulsó él solo un referéndum para reformar la Constitución a fin de endurecer la represión del delito, porque advirtió que esa era la preocupación de la gente, y que los gobernantes de entonces -ciegos de poder- lo ignoraban y negaban.

Casi lo logra.

Y cuando en 2019 el Partido ganó las elecciones y el Presidente electo lo convocó a ocupar el Ministerio del Interior -la cartera más problemática y comprometedora- no dudó un instante en acudir.

Era el País y el Partido quiénes lo reclamaban, y allí estuvo hasta el final porque había “orden de no aflojar”.

Jorge Larrañaga representa lo más puro y profundo del ser nacionalista y blanco, ese que se entrega por entero a la causa, sin renunciamientos ni ambiciones.

Fue heredero de la más rica historia partidaria que siempre peleó por la libertad y los derechos del ciudadano, porque no en vano nuestro fundador nos estampó: “Defensores de la Leyes”.

El Libertador Gral San Martín dijo una vez: “serás lo que debas ser o no serás nada”, y con esa premisa vivió el “Guapo” hasta el final de sus días.

Se hace cuesta arriba recordar esta dolorosa pérdida, pero los Blancos Coronilla lo evocamos porque estamos en víspera de nuevas batallas que la Patria reclama.

Y esta vez, su consigna va a ser nuestro santo y seña.

Venga “Guapo” tu memoria a nuestra voluntad militante, que en el vivac estamos preparando la estocada brava que vamos a dar.

Y que se cuiden los adversarios, que estamos aprontando la batalla que se viene y tenemos el fuego de la frase que tantas veces dijiste, que ahora alzaremos por vos.

Que se enteren propios y ajenos:

“Hay orden de no aflojar”.